A menudo se piensa que el único gasto para los fotógrafos y videografos es en el equipo y una computadora, sin embargo, lo cierto es que también se tiene un gasto en el tema de programas de edición para fotografía y video.
Los programas más profesionales de trabajo no son gratuitos, sino que tienen un costo mensual y anual para ser utilizados.
Estos gastos pueden llegar a ser desde los 35 dólares mensuales (por paquete básico), hasta de 80 dólares por la suit completa de Adobe, el más popular para la edición de fotografías y video que contiene programas como Photoshop, Ligthroom, Premier, Bridge, entre otros.
Y aunque hay paquetes mensuales y anuales, con beneficios propios, lo cierto es que no deja de ser un gasto añadido al proceso de trabajo, y eso genera que se busquen formas de reducir los costos.
Es en este tema donde se ha generado una polémica en México entre la comunidad de fotógrafos, videografos, diseñadores gráficos e ilustradores, pues se ha dado a conocer que de la noche a la mañana más de mil profesionales de la imagen se quedaron sin acceso a los programas debido a lo que ellos califican una estafa.
Todo comenzó hace un par de meses, cuando usuarios de la suit Adobe en México comenzaron a darse cuenta de que sus claves y cuentas perdían acceso a los programas y comenzaron a compartir la experiencia que tenían en grupos y es ahí donde comenzaron a surgir similitudes. La coincidencia más grande es que habían comprado la cuenta de Adobe a través de un “vendedor certificado” por la empresa, en México, quien les daba un precio especial por el uso de los programas y por varios meses todo funcionó sin problemas, hasta hace unas semanas que las cuentas de desactivaron de un momento a otro, dejando a cientos de usuarios sin acceso a su herramienta de trabajo.
Resulta ser que, de acuerdo a versiones de los afectados, las cuentas fueron desactivadas por Adobe por que se comprobaron eran falsas o estaban bajo un status que no correspondía. “Cuando yo compré con él mi cuenta todo parecía normal, pero si me pareció sospechoso que para que yo pudiera tener acceso a mi clave tenía que meter datos como si fuera parte de una empresa”, señaló uno de los afectados
Y es ahí donde se comenzaron a unir los hilos. Todo parecía indicar que las claves de acceso que ofrecía este vendedor “certificado” eran de una cuenta comercial, la cual revendía los accesos autorizados de forma individual y es ahí donde obtenía una ganancia.
Es decir, hacía pasar como integrantes de una empresa a quienes compraban la licencia, para así generar accesos a la paquetería Adobe. ¿Ilegal?, técnicamente no hacía la empresa, pues este vendedor pagaba la cuenta empresarial, pero la propia firma detectó el ingreso elevado de cuentas y claves, por eso pudo operar de esta forma al menos durante seis meses, sin embargo en algún punto Adobe considero anómalo el uso de la misma y decidió suspender la cuenta, lo que género la desactivación de al menos mil accesos.
Es por eso que entre los afectados habían profesionales de la imagen que habían usado los programas sin problemas por 6 meses y otros apenas un par de semanas cuando llego la suspensión de los accesos.
Esto ha generado una campaña fuerte en redes sociales, en diversos grupos de fotografía, video, diseño gráfico e ilustración, pues cientos de afectados piden el reembolso de su dinero, pero hasta el momento el silencio de quien ofrecía las cuentas ha sido abismal, salvo excepciones, donde asegura regresará el dinero recibido a algunos fotógrafos que lográn contactarlo.
Esto también ha generado un debate entre los profesionales sobre el pago de las licencias, que se han dividido en dos grandes grupos, entre los que consideran que el cobro del uso de los programas son elevados y por eso tienen que buscar alternativas para reducir gastos y los que señalan que se debe de cobrar lo justo por trabajos realizados, y eso garantizaría se cubriera cualquier gastos de operación que surgen, como es el pago de licencias certificadas.
Y es que el tema de “lo que se cobra en México” ha sido una polémica que se ha enraizado en el sector nacional, debido a que ya desde hace varios años un sector profesional ha buscado impulsar una estandarización de costos de servicios, que garantice un justo pago por el trabajo realizado ese minimice la “canibalización” del sector, donde algunos prestadores de servicio ofrezcan servicios a precios muy por debajo del margen que deje ganancias reales.
“Hay que ser claros, se debe de cobrar de forma justa para que sea redituable nuestra profesión. Cobrar poco para atraer más clientes al final de las cosas afecta a todo el sector, y genera, por ejemplo, que no se tenga el capital para la renovación de equipo cuando se requiera, o como en este tipo de temas, incluso no tener la solvencia para poder pagar por los programas de diseño de forma legal y oficial. Parte de nuestra labor también es educar al cliente a valorar lo que cobramos y lo que él esta pagando”, señaló un fotógrafo enfocado al sector comercial y de bodas en Quintana Roo.
Lo que bien en cierto, es que estamos ante una de las grandes polémicas del sector del 2022, y que hasta el día de hoy sigue afectando a profesionales que buscan se les solucione lo ocurrido, pero donde el responsable se encuentra limitado por la naturaleza del tema en poder dar solución a los afectados.
